jueves, 21 de enero de 2010
Meinem Stuhl und meine Raben †
viernes, 25 de diciembre de 2009
Pregunta numero 1 | I-CHING |
jueves, 24 de diciembre de 2009
Es hora de brillar
Desperté hoy 24 de diciembre abrumado de las sensaciones frívolas que sostuvieron anoche mi cuerpo. Con una sola imagen en mi cabeza, pensaba en el cielo y en el brillo que el desprende. Brillo, que más de uno aún no enciende.
Una imagen de un hombre enfermo. Un hombre enfermo de risas, de ambiciones, y de sueños. Héctor Cifuentes con su camisa blanca de rayas rojas gruesas y azules tan delgadas como sus propias venas. Un cuello alto como mantuvo siempre su frente. Un buzo cuello v , v de victoria. Con rombos y colores vivos, resaltando en la memoria de cada uno de nosotros sus dulces e inolvidables risas.
Me entristece y me llena de nostalgia saber una realidad, realidad que a pocos les importa. Marchar diariamente en un mundo desconociendo mi familia, sin tener la oportunidad de tocar sus manos, de tocar mi propia sangre. Familia que desconocida es y que solo la fotografió en mi mente, cuando un integrante se va. Hermanos, primos, tíos que deambulan en un cuento que no es el mío. En la calle, en cada uno de sus negocios, sin querer que sea parte de él.
Solo me queda desearles éxitos y brindarles una oportunidad, oportunidad de mirar al cielo y observar que ahí están. Muchas de ellas estuvieron con nosotros, y hoy le decimos adiós a una. Es hora de que Héctor Cifuentes como la estrella que es, suba al cielo, brille y nos acompañe siempre.
domingo, 20 de diciembre de 2009
Tiempo. | 69|
lunes, 23 de noviembre de 2009
Te borraré
PROCURO TAPARME.
Un viaje real.
Ayer solamente continuaba un orificio por donde podías penetrar y estropear mi alma. Un arcón confinado e inmovilizado por un naufrago que se esconde tras la sombra de mi corazón; sombra que has ido erigido a medida que me desdoblabas sobre un lecho de ofensas.
Ayer, junto con la fotografía que tanto evoco y defiendo , me pare frente a tu puerta dispuesto a tocar tres veces, con los gabanes por el piso, el pelo húmedo, recién galvanizado, estaba dispuesto… dispuesto a otorgar los ojos en la oscuridad y dejarme cegar por la niebla que se dispersaba por toda la alcoba . Al entrar, seguido de dos pasos precavidos, detallando el suelo y el cielo, observe que nos encontrábamos bajo las naves espaciales que nos fotografiarían de nuevo. Una fiesta de luces, donde el desnudo, lo grotesco y la pornografía eran los invitados especiales.
Ayer no aprobabas pensar, ayer yo callaba, poseía la posibilidad de ser una vez más el maniquí con que jugarías, el palo donde golpearían los balones, y el preso que se adueñaría de las esposas. Indefenso, sin ropa y sin el plumaje dorado que siempre llevo, me vi en la obligación de refugiarme en el calor del suelo al lado de las cucarachas, mis amigas.
Como un insecto me pisoteaste y humillaste, rompiendo la mayoría de las células tejidas sobre mi piel.
Te vi allí. Un personaje disfrazado , enmascarado , sin la personificación de la musa que me eleva todas las noches, y sin la idea de un demonio que llama a mi mente cuando transito las calles con el éxtasis sobre mi cabeza.
Cuando desperté esta mañana, era el niño ingenuo que siempre fui , con las botas de charol, mi traje de pana , mis tirantas, y el gorro . Gorro que me ponías todos los últimos domingos de cada mes , para satisfacer tus fetiches infantiles , para elevar tu cara hasta el cielo, mostrar tu rostro frente a las aves y cantar tu niñez frustrada.
Luego de días y semanas sobre un cuento, minutos de buscar un espejo, un reflejo que dialogue con la criatura que está dentro de mí, con ese insecto que se escabulle por mis ojos, encuentro el charco. El mar de los deseos, la fuente de sabiduría, el manantial de infecciones y dichas. Ahora, frente a él, puedo darme cuenta que no tengo boca.
Frente a los espejos, las cámaras, la televisión y sobre la cama, siempre procuro taparme la boca, aunque con una mano no alcance, la intención de mostrar otra realidad es opacada por la marca de la venta. Un signo pesos que quedara en mi rostro, nunca antes humillado.
He deambulado por una hora y caminado por dos. Siento la necesidad de buscar otro que le guste jugar, que rompa los cristales que quedan de mi cuerpo. Me seguiré tapando la boca, pero ahora, a excepción de ayer, le buscare gusto y satisfacción a lo banal, a la pornografía, a los desnudos, a los demonios y a esas estrellas incoloras que me hablan todas las noches.
Me he convertido en una criatura de desgracia, en un mito sobre este bosque, en el viento frio que sopla cuando estoy solo, y en truenos que caen del cielo cuando te busco. Siento los colores de la dicha, siento como el zumbido que en las mañanas llama a la puerta de mi mente, entra y desvanece cada letra, multiplicándola en colores, números, olores y sentimientos. Por lo menos hoy, espero encontrar la letra X, desvanecida en una escala de grises, llenándome de regocijo por verte ahí, aún debajo de un puente.
lunes, 16 de noviembre de 2009
Te llamare bruja
Te llamare bruja por ser como eres. Por ser como la niebla e irte. Por hechizarme. Por enamorarme. Porque la dificultad de besarte es tan grande como tu nariz. Porque la dificultad de encontrarte es tan grande como la velocidad que alcanzas recorriendo los pueblos y contando historias. Porque eres una heroína absurda. Absurda son tus palabras, absurdo es tu corazón, o bueno, lo que queda de él. Te llamare bruja porque te odio, te llamare bruja por hacerme feliz. Te llamare bruja por cantar en las noches, por estar conmigo en la fría tarde y en la caliente noche. Entre sabanas me acaloro con tu largo pelo, y te beso. Secos son tus labios, seco tu corazón, seca tu verruga. Querida bruja, te quiero.