Quiero dirigirme al escenario, a la obra teatral de mi vida, donde todos los personajes mueren, excepto el que hace de bandera y el que trabaja de viento. Deambulando de izquierda a derecha, junto con su amigo el viento, aclama con una dulce voz, un soldado que la baje de esa altura, que la deje al nivel de la tierra, de los pies, para que pueda ser pisoteada y se apague su corazón junto con sus compañeros; sin embargo hay un problema. Todos están muertos. Solamente se denota en el escenario de piedra, una muchedumbre que grita sangre, que habla sangre, que sabe a sangre. Yo como espectador invisible, extrapolo mis manos para alcanzar dicho charco, lo pruebo, lo degusto y doy una crítica constructiva.
sábado, 24 de octubre de 2009
Yo , la pared en blanco .
Quiero dirigirme al escenario, a la obra teatral de mi vida, donde todos los personajes mueren, excepto el que hace de bandera y el que trabaja de viento. Deambulando de izquierda a derecha, junto con su amigo el viento, aclama con una dulce voz, un soldado que la baje de esa altura, que la deje al nivel de la tierra, de los pies, para que pueda ser pisoteada y se apague su corazón junto con sus compañeros; sin embargo hay un problema. Todos están muertos. Solamente se denota en el escenario de piedra, una muchedumbre que grita sangre, que habla sangre, que sabe a sangre. Yo como espectador invisible, extrapolo mis manos para alcanzar dicho charco, lo pruebo, lo degusto y doy una crítica constructiva.
Necesito una cura
viernes, 16 de octubre de 2009
Si yo pudiera ...
No me molesta, solo me desconcentra y desconcierta. Pequeñas diferencias en los textos que publicas, que aun con mis ojos observando desde la montaña, no logro encontrar el secreto en ellas , o la intención grande que va detrás de cualquier acción.
Te extrañe. Sentí como si mi cuerpo se alejara de mi mente, mi mente de mi alma, mi alma de mi corazón , y mi corazon de tu cuerpo. Tu cuerpo de tu boca, tu boca de la mía, la mía de mi cuerpo, mi cuerpo de mi mente, mi mente de mi alma, mi alma de mi corazón, y mi corazón de tu cuerpo . Tu cuerpo de tu boca…
Solo un distanciamiento frío y entristecedor, me cegaba los ojos, y me hacia vivir eternamente sintiendo como mi ser se desmembraba , no físicamente , pero si lleno de ardor , capaz de sobrepasar y rebosar la ultima pieza de mi ser.
Espero que aun ese beso (ya seco) lo remojes en los recuerdos, y en las ganas de estar aun mas cerca. Que escurra letras, y memorias. Que escurra anécdotas propias , y me demuestre a través de un lago, mas sobre ese ser que me calma y me cobija .El ladrón de mis pensamientos , aquél infiltrado y usurpador de trono , que entro y abrió la puerta de mi mente sin previo aviso .
Quiero...
"Si yo pudiera como ayer querer sin presentir "
martes, 13 de octubre de 2009
Bajo un cuadro hallé …
“No solo hay que agarrarla, es indispensable penetrar en ella; incinerarla una vez mas, en una alcoba embadurnada por sufrimientos y llantos de hermosos desamparados niños. La tierra. Tu tierra. Lo poco que me queda de ti. Esperará durante tormentas y maldecirá mi carne anhelando que se descomponga junto a la tuya; y se engendrará por las maldiciones, así como el fenix de las cenizas, un nuevo hombre. Tu y yo, unidos en un cuerpo accidentalmente.
Aunque los recursos no sean suficientes, y aunque las montañas de nuestras almas nos separen. Aunque exista el espíritu como una barrera inquebrantable, y pese a que mis ojos estén cegados, estamos cerca. Kilómetros invisibles trazados por dos hilos que conducen a una misma acción y dirección.
Antes de haberme sumergido en el poder de las palabras, y en haber tomado tal decisión (incinerar una vez mas la tierra) te miraba a ti, ahí, esparcido ante mas tierra, buscando y escudriñándose por el infortunio, escondiendo la virtud de la cual había sido premiado.
Estábamos ahí. Dos aventureros desvergonzados, inquietantes, dudosos, y dispuestos a barrer los más oscuros recuerdos en una misma decisión, en un mismo pincel. Nos habíamos convertido en cómplices de nuestro propio devenir. Éramos el pintor del porvenir, el artista del nuevo camino, de los nuevos bosques y de los lienzos donde nuestro cuerpo humano se convertiría en el deleite de cada paladar.
La espalda serian las alas con la que se podría volar; los labios, serian el pico que desgarraría cuerpo a cuerpo y penetraría la oscuridad; y finalmente el pelo, serian los diez mil ojos que se dispondrían a cantar y narrar las mil y una noches que volaríamos construyendo mundos bajo la luna , junto con un sueño .
Aún martillaba
Terminaba por redimirme y verme más obesa.
Cogiendo los cuadros de mi cuerpo con delicadeza,
Los tiraba en el olvido, por la falta de su bolognesa .
Martillando sobre mis pies
Me convertí en un ciempiés
Y en busca de un cortapiés
Me quede solo con diez.
Martillando sobre mis ojos
Se encontraba lejos ella con el abreojos
Lavando el ojo
Encontramos el oro rojo en su saco roto.
viernes, 9 de octubre de 2009
RÜCKANTWORT
Cinco años después de viajar y deambular a pie, marchar por rocas y trepar mas de una ilusión, romper corazones y mirar el porvenir, te encontré ante una carta que pronto respondí :
“Hay instantes en la vida en los cuales las palabras sobran, donde el lenguaje lo único que hace es entorpecer la perfección del silencio.
Mi cuerpo esta lleno de confetis, de papeles que posiblemente se caracterizan como basura, de mi boca solo desembocan dudas, en mis ojos se denotan dos grandes interrogantes y mis caricias son dudosas. No solo es mi potrero, es todo mi cuerpo el que duda, reflexiona, duda de lo que reflexiona, reflexiona de lo que duda y duda de la reflexión que hizo de la duda .
Estos días mientras viajaba por el monasterio de Al-Muharegh , mientras veía el viento dialogar y discutir con la arena, en mi mente solo habitaban dudas. Pequeños individuos de dudosa procedencia, que rompen todo esquema en mi mente, que jalan las sensaciones, que hablan al oído contradiciendo mis acciones. Me pregunto cual fue el momento en que inicie una vida artificial contigo, una relación transparente-espiritual, me pregunto cada segundo en que camino y cada minuto en que corría (escapando de las tormentas de arena), cuando el escribirte se volvió tan indispensable como respirar, cuando tus letras se volvieron el palpitar de mi corazón, y cuando el anhelar tocarte y ver tus rostro se convertían en cuestiones de vida o muerte.
Imposible cantar, imposible jugar, trabajar, dialogar, discutir, leer, solamente puedo pensar, dudar y escribir. Me llegan al oído las imágenes que divise de un querido amigo, donde anunciaba que las palabras son como puentes energéticos, enlaces, hilos invisibles que multiplican todas las zonas de mi realidad. Son las rutas rotas, son los caminos para entrar a tu paraíso, para elevarme ante anhelada presencia. Desde que te conocí ante una puerta irreal, no canto, ni en el más exquisito silencio “
PFÖRTNER
Cando bajé por las escaleras oyendo los gritos de las paredes y modificando los colores del aire, denote que el cuaderno con el que había muerto el, aún seguía allí. Mi portero, un anciano con la cara arrugada apodado por sus congéneres “uva pasa“ estaba tendido sobre la alfombra de pieles de mi edificación que era testigo de la masacre, del dolor que padeció todos los días, observando por esa ventana. Al acercarme para ojear un pequeño fragmento de su intimidad, me encontré con la página mas sucia y embelesadora que podía ver. Entre dos ojos de tigre que me veían, un muerto que me acariciaba y unas pieles que me calentaban, denote en el centro de la circunferencia las últimas palabras que habrían significado algo para aquel muerto.
“La luna se escondió. Las nubes en su mas exquisito andar, me muestran la ventana a mi ideal, a mi sueño, a una imagen que quiero tocar, a un rostro que quiero palpar .Hoy sugiero ante una hoja y una escalera que grita, que muestres tu rostro, que muestres esa parte del rompecabezas que hace años quiero armar; esas proporciones que me excitan con sus indefinidas rarezas, que me involucran y te involucran en una belleza exquisita, en un orgasmo invisible, en una sensación impredecible. Sensación ausente en el tiempo y en la puerta de la edificación donde aún habita aquella damisela encerada y destinada a llamarse ventana. Ventana… “
jueves, 1 de octubre de 2009
Un ciego ansioso.
No basta con tener ganas, y no es nada valiente conformarse con alzar la mirada y decidir que hacer. La humanidad con su instinto animal y en suramérica con su rastrero indígena, competente de ser un revolucionario, de amalgamar polémicas y revueltas, más que cualquier otro , tiene la malicia con la que se deberían hacer la totalidad de las cosas; unos la usan para sablear, estafar otros para hurtar y chantajear, otros para disfrutar de su demonio y unos últimos para amamantar. Mientras emana un niño, sucumbe el indígena, el animal que hay detrás de cada espalda. Entretanto el tiempo pasa, las generaciones crecen y florecen, dicha bestia carnal entregada en la piel se va perdiendo con la arena camuflada en el aire, con la sangre de miles de obreros que meticulosamente es un lago por el cual marchar . Esperando más de mil minas para desmembrar y renovar.
No basta solo con tener ganas, y no es el formato en el que el humano satisface y remedia las soluciones. El humano dilata sus pupilas, entrecierra la retina y evidencia la realidad, solamente cuando el diablo esta enfrente condenándolo de por vida. Aparte de mediocre, miedoso, apasionado, indeciso, y la cualidad más grande, ciego.
“No me había dado cuenta cuando pise tu trampilla de ratonera, solo ahora, que estoy apunto de vivir, de iniciar mi otra vida .Solo cuando me veo con las manos destrozadas y yagas en el cuerpo, la boca reventada, y siento dolores penetrantes, susurros que me encierran y arañazos que me ciegan. Jamás vi el momento en que tus dedos ascendían y descendían, nunca vi el bulto de tu rostro sobre el mío, nunca note tu piel rozando con fuerza y empujando a la mía. Nunca vi tus extremidades inquietantes y tampoco calladas. Jamás a los compañeros de mi mente, recorrer tus montes, y llegar a la cumbre. Nunca vi como el héroe de mi cuerpo oía los gritos de batalla, los gritos de gloria, los gritos de victoria. Jamás vi como el viento soplaba sobre mi piel, ni como la lluvia despaciosa lenta y calida caía por gotas en mi espalda. No vi como tu cabellera de hechicero enredaba mi rostro, mis manos, mis pies y en totalidad mi cuerpo. Nunca vi como yacía yo ahí, en la tierra, junto al acido sulfúrico que fluía de mi boca. No vi tu cuerpo de gigante, solo procure taparme los ojos, fingir que era ciego y sentir a cabalidad todo tacto, cada segundo palpitante, para que la velocidad no me cogiera por detrás , me clavara una daga, la daga del infortunio, de la soledad , y la desventura “